20111210

conquistadores

El Capitán es nuestro oasis en el desierto, nuestro Clavo Ardiendo. Nos enseña a luchar sin perder el orgullo y algo más, el corazón, y nos grita que nosotros podemos hacer que los relojes vayan al revés si lo deseamos.

-¿Os parece feo? ¿Os parece horrible? –brama desde arriba del montón de piedras de cemento, haciendo amplio gesto con la mano que abarca todo el pequeño desierto gris que es el horizonte-. ¡Pues puede ser jodidamente peor! Así que guardaos las estupideces para cuando todo esto se acabe, pero ahora... ¡ahora toca echar a esos malditos! ¡Nadie conquista nuestras tierras, Lobos! Probablemente pensaréis que yo tengo experiencia, o que soy más inteligente, lo cual es verdad, pero... La experiencia no existe, Lobos. La experiencia es la acumulación de los errores. Y aquí no hay de eso. No soy un modelo a seguir. ¡Soy vuestra maldita conciencia! ¡Defended vuestros corazones!

Allá vamos.
Lobos.

-Abril me gusta.
-¿Abril? –arquea una ceja.
El otro se encoge de hombros y una sonrisa de esas de las suyas, con carga explosiva, le flaquea en los labios.
-Ya sabes, la de la 61. La del pelo del color del chocolate negro –añade con ligereza, posando la mirada en las botas de su compañero.
-Sé quién es, pero, quiero decir... ¿Abril? Te odia –dice sin rodeos. Clava los ojos en el rostro pálido de su compañero. Ceniza enseña los colmillos.
-Lo sé, maldita sea, lo sé. Lo veo cada día. Me lo dicen sus ojos cuando la miro y me lo grita su sonrisa condescendiente.
-Y no parece que te disguste demasiado.
-La verdad es que me encanta. El odio es mejor que el amor, porque amor no hay suficiente y tampoco hay muchas personas a quien dárselo. En cambio puedes odiar a quien quieras –se levanta-. Y me parece que voy a luchar.
-Dijiste que no lo harías –observa el Turco, jugueteando con una pequeña piedra.
-Pero, joder, por ella lucho aunque el Sol se caiga de donde sea que está colgado.




-No se lo digas a nadie, pero Abril sabe tocar la guitarra –le susurra Siempreviva mientras limpian los fusiles.
El Turco sonríe.
-¿Es un secreto?
-Sí.
-Vale.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amo ésta historia. Gracias por traerla de vuelta :)